Stop Machismo
Mariano Nieto y Luis Saénz

25 de noviembre: machismo es violencia

noviembre 2009

Mariano Nieto y Luis Sáenz son miembros de la asociación Stopmachismo, aunque este texto está escrito a título personal



Los hombres deberíamos participar en las movilizaciones convocadas en torno al 25 de noviembre con motivo del Día internacional contra la violencia de género, difundiendo en su ambiente una idea: la violencia de género es una violencia masculina a la que debemos poner fin los hombres. Oponiéndonos a ella, pero también erradicando todos los comportamientos machistas o micromachistas en que con tanta frecuencia incurrimos, nosotros los primeros, y que constituyen la base de la pirámide que culmina en los malos tratos y en los asesinatos.

Se debe perseguir y castigar de forma específica esa violencia y pensamos que las reformas legislativas deben avanzar por ese camino, por ejemplo en el sentido de las propuestas existentes para esta legislación  afecte a toda la violencia de género, no sólo a la violencia doméstica o a la violencia hacia la pareja o hacia una ex pareja, ya que también tienen ese carácter actos delictivos como la agresión sexual de un hombre hacia una mujer desconocida. En cualquier delito violento el sesgo de género debe dar lugar a una nueva figura delictiva o ser un agravante dentro de una figura ya existente.

La violencia de género no es la violencia intersexos. La violencia de género siempre es violencia masculina, pues no hace referencia a casos individuales aleatorios sino a las consecuencias más extremas de los papeles sociales de dominación y subalternidad que tradicionalmente se han asignado, respectivamente, a hombres y mujeres. El sesgo de género explica la abismal diferencia entre el número y gravedad de los actos de violencia cometidos por hombres sobre mujeres y de los cometidos por mujeres sobre hombres. La violencia de género es una violencia política y masculina.

Muy preocupante, en particular, es el discurso posmachista que, bajo una adhesión formal a la igualdad y tomándola como pretexto, descalifica como "revanchista" la reivindicación y la acción igualitaria del feminismo e insinúa que esa acción es responsable, en parte, de la violencia machista ejercida contra las mujeres.

 Así, en el artículo "Revanchismo de género" (El País, 19/11/2009) Enrique Lynch desemboca en la más total desmesura afirmando que el “revanchismo de género", que él inventa y luego denuncia, "no ha hecho sino aumentar de forma alarmante la tasa anual de actos de violencia machista", para pasar luego a citar canciones de Shania Twain, Shakira y Julieta Venegas y sentenciar que "tres nuevas canciones de esta guisa y la tasa mensual de asesinatos de mujeres acabará por triplicarse". Pero aún falta la guinda final: "¿No será este revanchismo resentido lo que ven venir con temor esos bárbaros islámicos?". ¿Para qué señalar con el dedo a machismos y fundamentalismos si puede responsabilizar a Shania, Shakira, Julieta, Angie... y, por qué no, a Bibiana también, de que un hombre degüelle o lapide a una mujer?

El posmachismo de Lynch y de otros similares no tiene, sin embargo, nada de "pos" en el sentido de superar el machismo. Es simplemente otra versión, adaptada a los tiempos, del viejo discurso machista que decía que "mal está violar, pero es que las mujeres van provocando". No podemos ser cómplices de estos disparates ni reírles las gracias. O les paramos los pies o somos cómplices.
La violencia machista es consecuencia del machismo. Esa es la simple y clara verdad. A cada hombre nos toca preguntarnos: ¿y yo que digo? Y, sobre todo, ¿y yo que hago? No olvidemos que nuestro pequeño -o no tan pequeño- gesto machista de cada día contribuye a crear una sociedad en la que muchos hombres odian a las mujeres, sobre todo cuando se rebelan. Lynch pide a las mujeres que no vayan al choque contra esos hombres. ¿No sería más adecuado que toda la sociedad vaya al choque contra ellos, apoyando la rebelión de tantas mujeres?


 

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