Stop Machismo
Gustavo Acevedo

Comentarios al texto "El patriarcado somos nosotros"

Este texto de Gustavo Acevedo comenta el artículo "El patriarcado somos nosotros", de Luis M. Sáenz

diciembre 2007



¡Y yo también soy el patriarcado¡ Y éste y ése y aquél... y todos los hombres. Y hay que ser valientes para reconocer que el patriarcado no se refiere sólo a un complejo sistema de dominación y de privilegios masculinos que aplican algunos machos violentos (los maltratadores), asunto del que quedaríamos excluidos aquellos que no maltratamos, al menos violentamente.
El patriarcado se refiere a todos los hombres, considerados uno a uno y como colectivo social, y se refiere a sus (nuestros) privilegios en esta sociedad, seamos conscientes o no de ellos. Y por ello todos los hombres somos responsables y culpables, y asumir dónde está cada hombre situado en esta relación (en el lado de los privilegiados) es necesario e imprescindible para comprender que el patriarcado no es una estructura ajena de la que nos podamos desprender con la simple afirmación de ‘¡estoy contra el patriarcado¡’. Asumir la responsabilidad individual resulta condición necesaria e imprescindible para combatir el patriarcado desde la coherencia personal, pero, en mi modesta opinión, cambio personal sería insuficiente. ¿Por qué?
El patriarcado, como yo lo entiendo, es una jerarquía-oposición (que construye el género, al hombre y a la mujer, y que los opone) y una división-oposición social (basada en la biología-sexo que divide en dos mitades a la población). Ciertamente, es un sistema complejo. En rigor, tal vez sería más adecuado hablar de patriarcados y de evoluciones y desarrollos según épocas y regiones. Pero existieran y existan patriarcados duros, medianos y blandos, rurales o urbanos, tribales o estatales, antiguos o modernos... pienso yo, que todos ellos muestran algunos rasgos comunes, de ahí que podamos –en sentido relativo- hablar del patriarcado como de un sistema con características comunes. Podemos afirmar, por ejemplo, que todos ellos privilegian a los hombres y discriminan a las mujeres.
Pero para mí lo destacable sería preguntarnos :¿Para qué?
Buscar respuestas a esta pregunta, en mi modesta opinión, es esencial para comprender el patriarcado. El sistema patriarcal establece una jerarquía y una división, cierto, pero ¿para qué? Salvo probable ignorancia por mi parte, me atrevería a afirmar que el patriarcado lo que establece es que los hombres tendrán acceso y el control sobre la riqueza de la comunidad, de la que serán excluidas las mujeres. Esto es, los hombres se apropian de la riqueza colectiva, se autodefinen como amos-propietarios de la riqueza, relegando a las mujeres a la dependencia: su acceso y disfrute de la riqueza será en función de su relación individual y colectiva con los hombres. Los hombres se construyen como productores, controladores y disfrutadores de la riqueza, quedando las mujeres excluidas hacia unas funciones complementarias (complementarias porque se definen así por los nuevos amos, no porque realmente carezcan de relevancia). El patriarcado instaura un modelo social jerárquico y desigual en donde el hombre produce riqueza y la mujer produce seres humanos.
En este sentido, para mí, hablar de patriarcado es hablar también de explotación y no sólo de discriminación y opresión.
Coincido con las feministas que agradecen el empeño de algunos hombres en cambiar sus comportamientos personales machistas, pero critican que eviten hablar de riqueza y poder. Como si las mujeres ya deberían conformarse y estar agradecidas con hombres-blandos con talante generoso. Comparto la crítica feminista de que ellas no quieren la generosidad de bondadosos y esmerados varones, sino igualdad real en el acceso a la riqueza y al poder de decidir. Y comparto estas críticas porque entiendo que el patriarcado es, sobre todo, explotación de género (en beneficio del otro género), que se acompaña de sistemas culturales, ideológicos, psicológicos... que lo pretenden legitimar y perpetuar. Y siendo el patriarcado, si no la primera forma de explotación y jerarquización social, cuado menos una de las primeras, en sus diversa evoluciones fue sirviendo de modelo y base para otras formas de explotación y jerarquización sociales (de raza, de edad, de clase social, de lugar de residencia, etc), con las que se fue imbricando, entremezclando, de tal forma que fue y es complicado separar unas de otras, pues unas y otras (aunque no sean iguales) se refuerzan mutuamente.
No en vano el empeño por mantener y consolidar la sumisión de las mujeres fue una constante en los sistemas socio-económicos antiguos... y modernos. No en vano los más ilustres fundadores de la Democracia Occidental y de nuestra modernidad (Rousseau, Kant, Hegel...) mostraron su constante interés en perpetuar el sistema patriarcal... adaptarlo a los nuevos tiempos, pues el patriarcado siempre fue maleable, como lo son, por ejemplo, las Religiones, los Estados, los Ejércitos, el Derecho, la Cultura, la Prostitución...
Mi pregunta es ¿por qué es tan importante perpetuar el sistema patriarcal? ¿Qué cualidades posee el patriarcado que se hace tan necesario e imprescindible en los sistemas socio-económicos basados en la explotación de unos seres humanos por otros? ¿Por qué todos los fundadores de la Razón, la Ciudadanía, de la Libertad y la Soberanía Popular, de la Democracia,  de la Ciencia... desde Platón, Aristóteles... hasta los fundadores de la brillante Ilustración... y hasta los fundadores de nuestras Democracias Liberales Occidentales... se han empeñado en mantener y readaptar el sistema patriarcal?
¿Por qué? ¿Qué es exactamente el patriarcado que resulta tan importante su perpetuación y readaptación a los diversos sistemas socio-económicos de cada época y lugar?
Por ello, precisamente, propongo que organicemos un Taller para reflexionar serena y en profundidad sobre este asunto. Exactamente ¿qué es y para qué sirve el patriarcado?
El patriarcado soy yo, somos nosotros; en efecto, sería un grave error entenderlo como algo ajeno que no vive cotidianamente en cada uno de nosotros. Pero, en mi modesta opinión, también sería un error invertir la lógica. Si antes todo era culpa del sistema (eliminando responsabilidades e implicaciones personales), sería otro error caer en que ahora todo es culpa individual (eliminando las responsabilidades del sistema). En absoluto afirmo que sea esta la vertiente del texto comentado, pero sí observo cierta inclinación hacia resaltar la responsabilidad personal, diluyéndose la sistémica.
Equiparar las responsabilidades entre todos los hombres por igual, siendo necesario, creo que oculta otra parte muy importante de la realidad. Por ejemplo, todas las personas tenemos responsabilidad en la destrucción ecológica del planeta y debemos cambiar nuestros comportamientos. Claro, esto es cierto, pero este reparto igualitario de responsabilidades ocultaría unas desigualdades importantes. Por ejemplo, los gobiernos (sobre todo los occidentales) poseen la capacidad de decidir el sistema de producción-reproducción y que lo hacen para beneficio (sobre todo) de las grandes empresas energéticas (occidentales) y de sus poblaciones. Si callo este detalle y sitúo en igualdad de responsabilidades a los Gobiernos de EEUU, Alemania, Inglaterra... y a Exxom, a Repsol, etc., con –pongamos por caso- el pequeño campesino que desbroza unas hectáreas de bosque para alimentar a su familia o al ignorante que en su hogar reciclo poco y mal, en mi modesta opinión, estaríamos ocultando que entre unas responsabilidades y otras existe una notable diferencia. Que unos no sólo deciden y se aprovechan, sino que además poseen la capacidad de imponer violentamente el sistema socio-económico que más les beneficia y que a todos los demás nos obliga. Yo podré reciclar y podré ser austero en el consumo de energía, pero yo no decido que la base del sistema energético sea la nuclear, la petrolera, el carbón, etc.
La responsabilidad individual siempre existe y es necesario destacarlo, pero sin pasar por alto que hay responsabilidades sistémicas que son estructurales para que impere un modelo energético u otro. Cada persona construye el mundo, cierto, pero tanto como que el mundo nos construye a nosotros.
Siguiendo con el ejemplo, añadiría que pretender situarse por fuera y ajeno al problema ecológico me parece tan equivocado como repartir responsabilidades por igual. Evita el problema y el debate social: el que hace referencia al poder de decisión, al poder de construir otros modelos de desarrollo. Se reforzaría, pienso, la constante individualización del pensamiento neoliberal y evitaría señalar a los mayores responsables: los gobiernos y las multinacionales energéticas (occidentales).
Repartir las responsabilidades individualiza los problema. Los psicologiza al llevarlos al terreno de los comportamientos. Nos aleja del concepto de ciudadanía y nos empuja hacia el concepto de consumidor... que debe cambiar sus hábitos de consumo sin cuestionar el modelo consumista.
En efecto, debemos cambiar nuestros comportamientos y a la par la sociedad en la que vivimos, pero cuando el énfasis se centra en los comportamientos y en las personales responsabilidades se me hace difícil comprender cómo sería ésta acción paralela.
Si el patriarcado somos todos los hombres, si todos somos el sujeto de la dominación patriarcal, nos evitamos indicar las instituciones en las que se manifiesta en cada momento el patriarcado y las instituciones con las que está estrechamente imbricado.
¿La familia patriarcal-monogámica sería una institución clave en la creación, consolidación y supervivencia del patriarcado? ¿el conjunto de las relaciones sociales preponderantes refuerzan o no el sistema patriarcal? ¿la economía de mercado refuerza o no el sistema patriarcal?  ¿el Estado-Nación refuerza o no el patriarcado? ¿la ideología neoliberal preponderante hoy refuerza o no el patriarcado? ¿las religiones dominantes hoy –entre ellas el cristianismo- refuerzan o no el patriarcado?
Cuando hablamos de sistema de dominación patriarcal y del sujeto patriarcal ¿dónde situamos a estas relaciones e instituciones de dominación y opresión y explotación?
¿La construcción histórica de la familia patriarcal-monogámica desempeñó y desempeña algún papel en la explotación-dominación-opresión-discriminación-exclusión de las mujeres? ¿Deberíamos hoy resaltar esto?
Todos los hombres (como todas las mujeres) hemos sido socializados por la dominante cultura machista. Fuera nuestro deseo o no. Coincido, por supuesto, en que esta socialización no sólo es cultural, pues, en el caso de los hombres, se refuerza en el uso y abuso de unos privilegios de los que gozamos desde el momento que al nacer nos señalan como varones. Y es cierto que si intentas vivir de un modo igualitario en tus relaciones, la cultura machista te presiona para que te sientas inadaptado. Y es cierto que todos los hombres, conscientes o no, tendemos a ser tolerantes en el uso y abuso de nuestros privilegios, máxime si consideramos que las mujeres fueron socializadas para servir y atender las necesidades de los hombres. Reconocer esta realidad nos exige una constante tarea de reflexión y autocrítica para forzar nuestros cambios de comportamientos cotidianos, implica una responsabilidad siempre presente en nuestros actos diarios. Y con este descubrimiento percibimos que el patriarcado (en sus expresiones socioculturales sexistas y machistas) también obliga a los hombres a actuar según los cánones y normas preestablecidas y que serían las adecuadas para perpetuarse arreglo a los valores del sistema socio-económico con el que en cada  momento esté imbricado: varones competitivos, fragmentados, aislados, insensibles, rudos, utilitaristas, desconsiderados, inafectivos, volcados hacia lo objetivo, implicados en tareas sociales-públicas, etc.
Al patriarcado no le interesamos como seres humanos, le interesamos como hombres que actúan como hombres, según el cánon de hombre preestablecido cultural y socialmente. Por ello, el patriarcado también es nocivo para las personas humanas consideradas varones.
En este sentido, pienso que sería positiva una triple actividad. En primer lugar, la reflexión personal, cómo las pautas de comportamiento patriarcal han arraigado en cada uno de nosotros y las reproducimos en nuestras vidas cotidianas, en donde la autoayuda y la reflexión común resultarían imprescindibles para avanzar hacia la eliminación de las costras machistas y sexistas de nuestros comportamientos. En segundo lugar, me parecería importante una tarea de reflexión e investigación sobre qué es el patriarcado, cómo actúa, cómo se reproduce, cómo pervive, cómo se implica con otras instituciones sociales, indagando colectivamente en una comprensión que ayude a elaborar propuestas y reivindicaciones antipatriarcales; tarea ésta que el movimiento feminista tiene bastante avanzada, de ahí el interés en conocer sus elaboraciones, sus luchas, sus vivencias de la desigualdad patriarcal, también en el sentido de que un movimiento de hombres por la igualdad adquiere sentido vinculado al feminismo y no indiferente y distanciado de él. Una tercera tarea, consistiría en llevar estas reflexiones al debate social, no quedarnos en un vano egocentrismo y autosatisfacción, en realizar actividades sociales d denuncia de comportamientos machistas, de su violencia, de movilizarnos para sensibilizar opinión pública, de apoyar protestas feministas, de participar con ellas, de exteriorizar nuestras reflexiones y atraer a más hombres a la reflexión y a la actividad antimachista y profeminista.
Me extendí más de lo debido y paro. Aprovechando las interesantes y valientes reflexiones de Luismi he aprovechado señalar algunas coincidencias, algunas dudas y, sobre todo, para expresar algunas opiniones personales. Esperemos que sirvan unas y otras para fomentar el debate entre nosotros, pues necesitamos una elaboración colectiva, que con el tiempo nos ayude a unos y a otros a profundizar en nuestras críticas y actividades contra el patriarcado y su sexismo-machismo.
Un abrazo para todos.

 

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